miércoles, 16 de octubre de 2013

Recuerda que...

Hay tristezas que son como las cascadas de los ríos, se deslizan
suaves y bajan por tu vida sin detenerse ante los obstáculos, para
luego desembocar en las playas de tu futura alegría.

Cuando notas que tu mirada pierde el brillo del atardecer, recuerda
que en la mañana sube el sol, quien hará de tu hoy el inicio de tu
día... por eso siempre espera el mañana con la cabeza erguida.

Continúa simpatizando con la vida aún cuando no brille tu sol.

Todos los sinsabores que pudiste percibir en la vida, tienen como
finalidad que recuerdes que aún te queda el sentido del gusto para
diferenciar lo bueno de lo malo.

Sólo se vive un día a la vez. Por eso aunque tengas prisa, tienes que
esperar 24 horas para ver el mañana.

Cuánto amor hay en el cielo para ti.

Deseo recordarte que siempre habrá una fuente abierta y la abundante
lluvia te hará mantener en tu pensamiento lo importante que eres para
Dios, lo intenso que te ama y lo fuerte que te abraza para jamás
dejarte. Eres el latir del corazón de Cristo Jesús. Eres la razón de
su llegada al mundo. Eres la sonrisa que acaricia sus labios desde
ahora y para siempre.

¡Créelo!, es cierto, sino mira al calvario...

Siempre que tiendas a juzgarte, haz un alto en tus pensamientos y
alaba a Dios por lo que sí te dio
para que adornes todo lugar en el cual estés.

Mantén presente que Dios maneja tu dolor en una forma perfecta, como
sólo un Padre Santo puede hacer.

Nunca olvides que...

La vida es un lujo. Es el gusto de lo exquisito por mantener un pie
frente al otro. Sí, la vida es un lujo. Lujo para amar, para
respirar, para soñar y para ser feliz. Por eso gasta tu vida como si
fueras millonario.

Que tu sonrisa sea parecida a la de los niños cuando se saben amados,
y que logres ver en éste día que naciste para recibir una caricia en
cada uno de tus latidos, que te des el gusto de perfumar tu boca con
palabras llenas del aroma de tu interior. Y que la paz que rodea el
paternal corazón de Dios sea la que te mantenga saturado(a) de
tranquilidad en éste, tu único día que te corresponde vivir.

Estar vivo es uno de los regalos más hermosos que podrás mantener
tanto en tu espíritu, como en tu alma y en la eterna juventud. Por
eso manifiesta tu viveza en todo lo que haces, ríe como si fuera la
última vez, sueña como los niños y haz de ti un ser humano que vive y
deja vivir.


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